Una lumbalgia es un dolor lumbar que frecuentemente está acompañado de una contractura muscular, y cuyo tratamiento consiste en el uso de paracetamol y antiinflamatorios en caso de que el dolor progrese.
La fisioterapia y un ejercicio adecuado son lo más recomendable a la hora de tratar la lumbalgia. Es importante evitar que la musculatura se atrofie.
La lumbalgia es uno de los temas más consultados médicamente. Entre el 60-80% de las personas lo sufrirán a lo largo de su vida y, en general, tiene buen pronóstico. Hasta un 90% de los casos se recuperan en seis semanas.
Puede ser aguda o crónica. Se trataría de una lumbalgia crónica si su duración se extiende más de doce semanas. En la mayoría de los casos, la lumbalgia es de características mecánicas ya que:
- El dolor varía con los movimientos, posturas y esfuerzos.
- Generalmente se deben a un mal funcionamiento de la musculatura de la espalda, aunque en ocasiones se asocian a lesiones estructurales de la columna (articulaciones, discos vertebrales). No siempre es posible determinar el origen del dolor
- A menudo se acompaña de contracturas musculares secundarias
En estos casos, no es médicamente peligroso o urgente. La lumbalgia aguda es motivo de consulta urgente cuando se acompaña de síntomas neurológicos (parálisis de piernas o pies, pérdida de sensibilidad, lesión de esfínteres: disuria o incontinencia).
En algunas situaciones la lumbalgia crónica es un signo de alerta de enfermedades sistémicas potencialmente graves particularmente, cuando se acompaña de mal estado general, dolor continuo con incapacidad funcional, déficit neurológico acompañante o afectación grave de base (cáncer, inmunodepresión…)
Recomendaciones para tratar la lumbalgia.
- Mantener posturas correctas: para retirar objetos que estén altos, usar algún pedestal o escalera; colocar adecuadamente la espalda en el respaldo de la silla; al recoger objetos del suelo, doblar las rodillas…
- Usar calzado adecuado y cómodo.
- Evitar situaciones que den lugar a estrés o ansiedad. Estos factores aumentan la “tensión” sobre la musculatura y generan molestias en la espalda.
- Realizar ejercicio físico, evitar el sedentarismo y salir a caminar diariamente. Lo ideal es hacer ejercicios encaminados a reforzar la musculatura lumbar y la zona abdominal, concretamente ejercicios de pilates.
- La fisioterapia ayuda a identificar los malos hábitos del entorno cotidiano que influyen en la espalda para así conseguir su corrección, además de tratar la zona con diversas técnicas que alivian el dolor y mejoran dicha zona.